domingo, 31 de diciembre de 2017

CURIOSIDADES ECOLÓGICAS: MIRADAS EN EL MUNDO ANIMAL
Depredadores y víctimas

Por José Ángel Rodríguez

Ojos de un loboibérico (Canis lupus signatus) un claro depredador.

En el mundo del reino animal se pueden hacer muchas clasificaciones de los seres vivos que lo integran. Una de ellas atendiendo a su alimentación en depredadores y víctimas. El depredador es el que busca y captura a otro para alimentarse de él. En el reino animal, los depredadores se valen de la caza para capturar a su presa; escondidos entre la maleza aguardan a sus presa, las víctima, o bien se acercan cautelosamente y saltan sobre ella. Para todos estos animales matar es sinónimo de vivir, y no es para menos, necesitan de alimento para su existencia, utilizando métodos brutales e implacables para cazar a sus víctimas, cada uno posee un conjunto de "armas", que le ayudará a conseguir su presa, tales como: poderosos dientes y colmillos, fuertes garras o venenos mortales o paralizadores, entre otros medios de ataque, que utilizan para inmovilizar a sus víctimas y así hacerlas más vulnerables a sus ataques.

Técnicas de caza de los depredadores


Comadreja (Mustela nivalis), un carnívoro pequeño y huidizo, de cuerpo alargado y esbelto, que cuando caza se mueve de forma rápida y silenciosa. Cuando avista una presa, se acerca en silencio, la ataca, la inmoviliza con las patas y la mata mordiéndole la nuca con su potente dentadura y luego las arrastra a un lugar seguro que usa como despensa para devorarlas con tranquilidad.

Los depredadores han desarrollados dos técnicas fundamentales para acercarse a sus víctimas: el acecho y la persecución. En la técnica del acecho, aguardan hasta que la presa está cerca y lanzar su mortal ataque, aquí podemos citar ejemplos como el de los felinos (gato montés, por ejemplo). En la otra técnica, la de la persecución,  los depredadores buscan de manera activa a sus presas, ya sea colectivamente, como los lobos, o en solitario, como hace la gineta, un animal que cuando caza es vibrante, ágil, silenciosa y constituye todo un espectáculo de vitalidad y precisión. Su olfato y oído son muy finos, puede trepar muy bien por los árboles en busca de sus presas, pudiendo saltar de unas ramas a otras, buscando el equilibrio con la cola, con increíble agilidad. Al igual que el gato montés, captura a sus presas con las garras, las que cuentan con uñas retráctiles que guarda para las ocasiones vitales dentro de unas vainas. Las presas de mediano tamaño de la gineta suele morderlas en el cuello, devorándolas tras la muerte de la víctima.

También utilizan la técnica de la persecución los mustélidos, como la comadreja, el turón o la garduña, que acechan, o bien persiguen, a sus víctimas hasta que las acorralan y cuando no pueden escapar les atacan. Aunque hay otras conductas intermedias, que podemos denominas como oportunistas, en las que se suelen aprovechar de los ejemplares más debilitados o indefensos para darle captura, como es el caso de los zorros, una especie que si bien es sociable, especialmente en la época de cría, en la que se forman grupos matriarcales, dominados por la hembra paridera, con la que colaboran en la cría otras hembras no madres (las llamadas niñeras) o incluso zorros no progenitores, que aportan su alimentación al grupo, los zorros mantienen técnicas de caza individuales, en la que se valen fundamentalmente de su popular y conocida astucia.

La cadena alimenticia: carnívoros - herbívoros

Ciervos en huida, una de las técnicas que utilizan los herbívoros para escapar de los carnívoros

Los depredadores sólo existen gracias a los herbívoros, que deben encontrarse en mayor cantidad dentro de un ecosistema para que éste permanezca en equilibrio. Son las víctimas de la depredación, y para sobrevivir han desarrollado defensas naturales para mantenerse a salvo. Unas técnicas comunes que utilizan los animales para defenderse de sus depredadores son el mimetismo y la huida, cualidades que permite al animal confundirse con su ambiente gracias al color o a la forma que adoptan, en el primer caso, o huir tan pronto detectan su presencia, para mantenerse alejado del atacante, guardando lo que se llama “distancia de seguridad”. Y es aquí donde unos y otros han desarrollado unos rasgos anatómicos muy peculiares, en los que vamos a detenernos prestando particular atención en los ojos, el sentido de la vista.

El posicionamiento de los ojos en el rostro diferencia a los depredadores y a las víctimas

Jabato (joven jabalí)  en el que se puede apreciar el claro posicionamiento de sus ojos, en los laterales de la cabeza

Muchos estilos de depredación implican haber resuelto el problema de detectar a presas pequeñas, muy móviles o simplemente activas durante la noche, cuando la luz disponible es pobre o inexistente. Es por ello por lo que los ojos de muchos depredadores están finamente adaptados para resolver este problema: por ejemplo, la retina de los felinos que acechan de noche puede abrirse para ocupar casi toda el área disponible del ojo y dejar pasar un máximo de luz. Pero posiblemente sea el posicionamiento de los ojos lo que más diferencia a una víctima y a un depredador, ya que los depredadores suelen tenerlos en la parte frontal del rostro, en la posición idónea para lanzar el ataque frontal, como se aprecia en la imagen del lobo que ilustra este artículo, mientras que las víctimas los suelen tener en los laterales de la cara, para detectar con  el mayor campo de visión posible los ataques y amenazas que reciben desde uno y otro lado. Ejemplos ilustrativos de ellos son el posicionamiento de los ojos en animales víctimas como los jabalíes, los ciervos, las cabrasmontesas, ardillas,  ovejas, cabras, vacas, caballos o en los conejos, por citar algunos ejemplos.

Esta regla del posicionamiento de los ojos, también se da en las aves


DEPREDADOR: Búho real (Bubo bubo) otro consumado depredador, que tiene los ojos situados de forma frontal.

PRESA: Arrendajo (Garrulus glandarius) comiendo maíz, donde se aprecia el posicionamiento de los ojos claramente a los lados de la cabeza.


Las aves no son ajenas a estas reglas del posicionamiento de las miradas que diferencian claramente a los depredadores y las presas o víctimas, aunque tienen algunas peculiaridades, como son las de que los ojos de las aves son relativamente mucho más grandes que los de los mamíferos, en comparación con su cuerpo, lo que es debido a que el ojo de las aves es un órgano más perfecto y mejor adaptado a desenvolverse en el medio natural. De hecho, para mejorar su visión, las aves cuentan con una mayor cantidad de células receptoras de luz en la retina, lo que les otorga mayor nitidez y capacidad para diferenciar los tonos de los colores (por ejemplo un insecto verde posado en una hoja que le sirva de alimento). Pero en cualquier caso las aves también mantienen la regla de los depredadores-víctimas de los carnívoros-herbívoros, en lo que respecta al posicionamiento de los ojos, que venimos comentando: depredadores (rapaces diurnas o nocturnas) ojos al frente de la cara y víctimas (resto de aves: insectívoras, frugívoras, granívoras, etc.) ojos a los lados de la cabeza.

Nuestros perros, también nosotros, somos depredadores


Perro doméstico caminando entre la nieve en la clásica posición de los depredadores.

Finalmente comentar que el perro (1), como ancestro del lobo, uno de los más perfectos cazadores, aunque ahora sea un animal doméstico, también tiene los ojos frontales, al igual que  los humanos, los que también tenemos los ojos situados a nuestro frente, apenas separados unos centímetros uno del otro, como los típicos depredadores ¿o es que alguien duda de que somos el más puro y mortífero depredador que habita sobre la tierra…?



José Ángel Rodríguez





1. La mirada de los perros tiene importantes diferenciaciones con la mirada humana. Por la posición de sus ojos en la cabeza, en comparación con la nuestra, ellos cuentan con un campo visual de 240 grados, al lado de los 200 grados de los humanos. Sí le ganamos en agudeza visual, que depende de la córnea y el cristalino, lo que nos permite alcanzar más distancia, de modo que se ha comentado como ejemplo que lo que nosotros podemos ver a 20 metros, un perro tiene que tenerlo a menos de 6 metros. Pero esta menor capacidad visual la superan notoriamente con  la capacidad olfativa, capaces de identificar objetos, animales, etc., a centenares de metros, sin necesidad de verlos.








sábado, 2 de diciembre de 2017

CURIOSIDADES DE LA NATURALEZA: 
LA HIBERNACIÓN DE LOS ANIMALES
Por José Ángel Rodríguez



















El lirón careto (Eliomys quercinus) es un ejemplo característico de hibernación

¿Qué es la hibernación? ¿Cómo se produce? ¿Qué incidencia tiene en la vida del animal? ¿En qué especies se produce la hibernación? ¿Qué diferencias tiene con otras conductas similares?... son algunas de las cuestiones que se abordan en este documentado y ameno texto, que nos introduce en el desconocido mundo de la hibernación de los animales. Una curiosa capacidad de algunos animales para superar los rigores climáticos y adversidades del invierno de la forma más cómoda posible.

La hibernación es un letargo invernal producido por un descenso del metabolismo, que permite evitar el periodo más frío del invierno y las carencias alimenticias propias de la mayor parte de los vertebrados en esta época del año. En algunos casos la alimentación es nula y el glucógeno necesario se forma a partir de las reservas de grasa, mientras que en otros casos se producen interrupciones periódicas para poder alimentarse. La respiración se hace más lenta y la temperatura corporal desciende de forma notable, aunque variable de unas especies a otras.
El tiempo de permanencia en la hibernación depende mucho de la latitud, de modo que suele ser muy variable pudiendo ir desde los 7 meses en las regiones áticas a los 2 ó 3 meses en las regiones más templadas.
Pero vamos a dar algunos concretos datos sobre las dos especies ibéricas más características en cuanto a la hibernación: el lirón careto y el erizo, para entender y conocer mejor la profunda transformación que se produce en estos animales en invierno:
El lirón careto (Eliomys quercinus), es un roedor perteneciente a la familia de los glíridos y tradicionalmente se ha presentado como ejemplo de hibernación. El lirón careto durante la hibernación entra en un profundo sueño, más prolongado en las zonas más frías, periodo en el que baja la temperatura corporal para adaptarla al entorno, reduce la respiración y los latidos del corazón considerablemente, con el objeto de reducir al mínimo el consumo energético, reducido al imprescindible  para mantener la funcionalidad de sus órganos vitales. Entran en letargo cuando la temperatura ambiental desciende entre 0 y 5º C (Castells y Mayo, 1993). A lo largo de este período va consumiendo lentamente sus reservas, que ha acumulado en otoño antes del letargo invernal, pudiendo perder hasta el 50 % de su peso. En lugares de clima estival muy caluroso y con escasez de alimento por la sequía veraniega también puede entrar en un letargo de menos intensidad que la hibernación conocido como estivación.

Erizo común o europeo, comiendo invertebrados
El erizo común o europeo (Erinaceus europaeus Subsp. meridional), es un mamífero  insectívoro que también presenta hibernación. Al final del otoño, normalmente cuando la temperatura media baja de los 10º C, el erizo busca un agujero escondido y abrigado entre piedras o bajo las raíces de un árbol donde se hace una bola y queda sumido en un profundo letargo que se prolonga hasta la llegada de la primavera, bajando sus latidos de las habituales 180 pulsaciones minuto hasta las 20, al tiempo que también baja su temperatura corporal para adaptarla a la ambiental, situándola en torno a los 5º C (Castells y Mayo, 1993). Este sueño invernal no es continuo a lo largo de toda la época fría, sino que puede verse interrumpido y sale al exterior en los días más soleados y calurosos, momento en que se vuelve torpe y pesado, como si estuviera medio dormido. En el seguimiento de un erizo que hemos venido haciendo durante varios años, pudimos comprobar como en veranos muy secos y con falta de alimentación el erizo entraba en estivación (letargo estival) para poder sobrevivir ante la ausencia de alimento. 



El torpor de los murciélagos

Otros seres vivos como los murciélagos en invierno, cuando le faltan los alimentos (se alimentas fundamentalmente de insectos voladores) para superar la falta de alimento, se refugian en cuevas o en viejos árboles y entran en lo que se llama torpor. El torpor consiste en que el murciélago deja de intentar mantener su temperatura igualándola con la del ambiente, y transforma la energía ahorrada en grasa. Los machos lo usan durante todo el periodo de actividad, pasando el día “atontados” y despertando cada tarde, y cuanto más fresco sea el refugio que usan, más ahorrarán. Las hembras deben permanecer despiertas para gestar y cuidar a las crías, por lo que buscan refugios cálidos en los que no gasten tanto en mantener el calor corporal, y situados cerca de los mejores cazaderos. El resultado es que los sexos viven separados durante el periodo de cría y sólo se reúnen en otoño para el celo. Y continúan juntos en invierno, momento en el que buscan lugares en los que entran en torpor durante meses, con temperaturas muy frías que permiten que la grasa acumulada les dure hasta primavera (José Antonio Garrido García, 2016). 
Puede ampliarse información sobre los murciélagos AQUÍ.


Animales homeotermos y poiquilotermos 



















Los animales que no hibernan se adaptan al invierno con desplazamientos locales o modificaciones en su pelaje, como ocurre en la cabra montés, en la imagen.

La hibernación es propia de los animales homeotermos (de sangre caliente), aunque en los de sangre fría (poiquilotermos) como los anfibios y reptiles se observan también cambios similares, en los que también vamos a profundizar, la llamada brumación, debe de quedar claro que la hibernación, propiamente llamada, es aplicada tan solo a los animales de sangre caliente en cuanto que el control de la temperatura es mucho más decisivo en ellos que en los de sangre fría. Por ser homeotermos (de sangre caliente), son capaces de mantener constante su temperatura orgánica con independencia de las variaciones ambientales. Sin embargo, este mismo hecho les hace reaccionar desfavorablemente a los cambios, incluso a los mínimos, de esta temperatura orgánica. En el caso del hombre, si baja más de unos grados, deja de funcionar el centro cerebral del control térmico, y la persona muere, a menos que se aplique con rapidez algún sistema de calentamiento externo. De hecho todos los inviernos, la hipotermia causa la muerte de gran número de hombres y animales.
El invierno, cuando la temperatura desciende por debajo del punto de congelación presenta problemas para todos los animales, sin prácticas excepciones. Además, durante esa época suele existir una cierta escasez de alimentos. Las reacciones químicas (metabolismo) que tienen lugar en un animal de sangre fría no están tan supeditadas a una temperatura oscilante dentro de límites estrechos como en el caso de un homeotermo, pero su actividad guarda una relación directa con el grado térmico, por lo que en invierno decrece manifiestamente.


La brumación de los anfibios y reptiles:

    

(Para ver a alta resolución pulsar AQUÍ)


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Renacuajo y ejemplar adulto de sapo de espuelas (Pelobates cultripes), uno de los más notable ejemplos de brumación en el reino animal. Puede permanecer enterrado, a más de un metro de profundidad, durante varios meses, en la época más fría y/o de sequía
Ya hemos comentamos que los anfibios y reptiles no tienen hibernación, sino que se llama brumación al proceso que sufren en invierno, el que si bien es similar a la hibernación en su forma externa, difiere de la hibernación en los procesos metabólicos afectados. Los anfibios y reptiles generalmente empiezan la brumación a fines del otoño, la fecha específica varía según las especies. A menudo se despiertan para beber y vuelven a su sueño. Pueden alimentarse durante esta etapa pero también pueden pasar meses sin comida. Los anfibios y reptiles pueden desear comer más de lo ordinario justo antes de la brumación, pero cuando baja la temperatura comen menos o simplemente nada. Sin embargo necesitan beber agua. La brumación es un período de entre uno a cuatro meses según la temperatura ambiente, la edad, tamaño y estado de salud del reptil. Durante el primer año de vida muchos reptiles no realizan una brumación completa, simplemente disminuyen su actividad y alimentación. La brumación no debe confundirse con la hibernación. En los mamíferos, cuando hibernan, verdaderamente duermen, viven de sus reservas grasas y su metabolismo disminuye al punto que no necesitan comer. Durante la brumación, la actividad de los anfibios y reptiles disminuye y necesitan comer menos. Algunos anfibios y reptiles pueden pasar todo el invierno sin comer. La brumación es activada por el frío (falta de calor) y la disminución de las horas de luz durante el invierno, también puede activarse por la falta de agua en el caso de algunos anfibios, que reaccionan de este modo a la adversidad.

No confundir letargo con hibernación


Tejón acercándose a beber agua en una jornada otoñal.
El letargo o sueño invernal de algunos animales como el tejón, no puede confundirse con la verdadera hibernación, de modo que hay asimismo especies que duermen durante gran parte del invierno, pero sin llegar a experimentar las grandes modificaciones fisiológicas de la verdadera hibernación, en la que la hibernación permite una utilización más efectiva de las reservas energéticas disponibles.

Aunque se ha comentado que el oso no experimenta una verdadera hibernación, sino un estadio de dormición o letargo invernal, estudios más recientes (Brian Barnes, director del Instituto de Biología Ártica de la Universidad de Alaska, 2013) sí apuntan en este sentido, dadas las importantes modificaciones fisiológicas constatadas en el animal durante este período. Para referirnos a los osos ibéricos, según datos de la Fundación Oso Pardo en general, los machos adultos permanecen activos más tiempo y salen primero de las cuevas, mientras que las osas preñadas son las primeras en entrar y las últimas en salir, ya en compañía de su prole. Antes de hibernar, los osos pasan por un periodo de hiperfagia y consumen grandes cantidades de alimentos de elevado valor calórico, incrementando su capa de grasa para la hibernación. Fisiológicamente, la hibernación de los osos consiste en un estado de dormición o letargia invernal que hace descender su ritmo cardiaco desde 40-50 hasta unas 10 pulsaciones por minuto, el ritmo respiratorio baja a la mitad y la temperatura se reduce en 4 ó 5 grados. El oso deja de comer, beber, defecar y orinar y mantiene las constantes funcionales gracias a la energía proporcionada por las reservas grasas acumuladas en otoño.

La hibernación viene precedida por la búsqueda de una cueva y su acondicionamiento con una cama de hierbas y ramillas. En la Cordillera Cantábrica, casi el 80% de las oseras invernales se encuentran en cuevas y el 20% restante están excavadas en el suelo. Para la ubicación de estos refugios, los osos eligen lugares de vegetación impenetrable y laderas de muy difícil acceso. Los lugares con agrupaciones de oseras y encames diurnos tienen un especial valor de conservación y son áreas críticas para la supervivencia del oso.

Algunas familias de osos cantábricos no hibernan o tienen un sueño invernal muy breve. Para algunas osas con crías, permanecer activas durante inviernos suaves con abundante comida puede ser más rentable energéticamente que hibernar.

El control metabólico de la hibernación

Sabemos todavía poco sobre la fisiología de la hibernación, pero apenas se duda de que el control básico del proceso radica en el hipotálamo, localizado en una zona cerebral que se sitúa en el suelo del tercer ventrículo, por encima de la hipófisis, con la que tiene conexiones, y es el centro de la mayor parte de las actividades automáticas del organismo. Su lesión incapacita al animal para hibernar e impide las variaciones fisiológicas propias de tal estado.
El hipotálamo (una glándula cerebral que hace de puente entre el sistema nerviosos y el endocrino) constituye una fracción notable del tejido cerebral y es el responsable de la producción de hormonas por células cerebrales, lo que se conoce con el nombre de neurosecreción, y se ha demostrado que durante la hibernación hay un cambio notable en la actividad neurosecretora hipotalámica. Cuando el animal se va a ir despertando, esta grasa se emplea para producir energía, acelerando gradualmente el metabolismo hasta que el animal despierta.
La hibernación es también diferente de la diapausa, término que se ha generalizado con respecto a los insectos, pero también es aplicable con respecto a otros seres vivos. En la fase o período de diapausa, que puede coincidir con la fase huevo, larva o de pupa o imago, se produce un estado de interrupción de las constantes vitales que aunque pueda estar motivado por una concurrencia de estímulos medioambientales, son más propios de los ritmos endógenos de la especie.

 La hibernación no existe en las aves.


Arrendajo soportando sin mayores problemas los rigores del invierno.

Otro importante grupo de seres vivos, como las aves, no tienen hibernación y ello en cuanto que con sus migraciones pueden desplazarse en largos vuelo a lugares más favorables para pasar el invierno, o adaptando la alimentación a las condiciones y disponibilidades del lugar.

La diapausa de los insectos



Orugas de la procesionaria antes de enterrarse para pasar la fase de crisálida bajo tierra. Pueden permanecer varios años enterradas sin problemas, antes de emerger convertidas en una mariposa.

Los insectos, pueden permanecer años en situación latente, a la espera de las condiciones óptimas para aparecer, activarse o terminar de completar su metamorfosis, pero eso es otro fenómenos diferentes llamado diapausa, que es diferente en cada especie de insectos.

La diapausa puede tener lugar en cualquiera de las fases del ciclo biológico del insecto (huevo, larva, pupa o adulto) aun cuando suele tener lugar al final de la fase de un proceso activo (por ejemplo cuando el gusano se ha convertido en pupa o crisálida) y en ella se produce la interrupción del desarrollo y reproducción de los insectos debido a que las glándulas endocrinas no producen las hormonas adecuadas y queda bloqueado su desarrollo. Fundamentalmente es una adaptación a condiciones desfavorables, puesto que ocurre sobre todo al llegar el invierno, y a veces también en verano, pero también cuando queda a la espera de unas condiciones óptimas para encontrar un hospedante o completar su metamorfosis, pudiendo estar latente, mientras tanto, durante meses. Por ejemplo las pupas o crisálidas de la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa), pueden permanecer varios años enterradas bajo tierra, a la espera de las condiciones climáticas óptimas para emerger de la tierra convertida en una mariposa nocturna (polilla), cuando detectan el momento óptimo para la eclosión. Otro ejemplo de diapausa es el de los insectos parasitarios como la pulga o la garrapata, que pueden permanecer mucho tiempo latentes, en diapausa, a la espera de colonizar un hospedante (un perro por ejemplo) que se ponga a su alcance y lo parasite, momento en que se activan.

RECAPITULACIONES FINALES: DORMANCIA

Todas estas conductas animales que van dirigida a un mismo fin (superar las adversidades con vida de la forma más cómoda posible), tienen distintas peculiaridades y reciben distintos nombres, como brevemente hemos comentado, según el grupo de animales a los que afectan, de modo que podemos hablar de:
  • Hibernación, en los mamíferos terrestres.
  • Torpor, en los mamíferos voladores (murciélagos)
  • Brumación, en los anfibios y reptiles; y
  • Diapausa, en los insectos.
Conductas, todas ellas que podemos englobar, a su vez, dentro de un término más genérico: DORMANCIA, también conocido como dormición. Término que se utiliza para definir la estrategia biológica utilizada por muchos seres vivos (animales y vegetales) para sobrevivir, controlando sus funciones vitales, cuando las condiciones climáticas o de alimentos no son aptas para sobrevivir y adoptan estos mecanismos naturales para no morir, aun cuando para ello tengan que suspender o reducir drásticamente, de un modo temporal, algunas actividades metabólicas, permitiendo que el organismo conserve energía para seguir con vida.



© José Ángel Rodríguez


ENLACES INTERIORES RELACIONADOS CON ESTE TEMA, PARA COMPLETAR INFORMACIÓN:







miércoles, 28 de enero de 2015

CURIOSIDADES ORNITOLÓGICAS: 
EL GRAN INTENTO DE EXTERMINIO DE LOS GORRIONES EN CHINA DE 1958
Generó un desequilibrio ecológico enorme, con perniciosas consecuencias. Una lección histórica que parece haber olvido el hombre del S. XXI 

Grupo de machos de gorrión común (Passer domesticus) bebiendo agua

El que los gorriones comunes estén desapareciendo de las ciudades, parece no preocuparle mucho al gran público, fuera de los ornitólogos y los amantes de los pájaros, sin duda alguna por el desconocimiento que se tiene de la importancia de los gorriones, pero para ilustrar de ello con datos objetivos y rigurosos, rescatamos en este mes el gran intento que se vivió en el año 1958, hace ya 57 años, en la China comunista de Mao Tsé Tung (1893-1976) para exterminar a los gorriones comunes. Un acontecimiento que ha sido estudiado con mucho rigor por la literatura científica como John G. Gurley en su obra “El desarrollo económico de la China comunista”; John King Fairbank “China, una nueva historia”; Jonathan Clemens “Mao”; entre otros.

Mao quiso exterminar a los gorriones de China, a los que consideraba una plaga



Pareja de gorriones comunes


En 1958, en el marco del proyecto denominado “Gran Salto Adelante”, en el que se pretendía que China, una sociedad feudal, se transformara en una potencia  agrícola e industrial, el líder comunista Mao Tsé Tung, en un ejercicio de una iluminada prepotencia sin límites, consideró que además de los opositores al régimen, que había que eliminar, había cuatro grandes plagas que impedían el desarrollo del pueblo chino y que por tanto debían ser aniquiladas: las ratas, los mosquitos, las moscas y los gorriones. Concretamente sobre el gorrión común (Passer domesticus), se decía que cada uno de estos pájaros se comía 4.5 kgs. de la cosecha de arroz al año, lo cual supondría –según sus simplistas cálculos- que por cada millón de gorriones muertos habría alimento para 60 mil personas.

La persecución de los gorriones fue un proyecto en el que toda China se vio involucrada, y para llevar a cabo la tarea, se diseñó una gama de procedimientos letales, como era cazarlos con hondas, cepos y trampas, pero particularmente uno que consistía en evitar que los gorriones se apoyaran en el suelo, persiguiéndolos y asustándolos mediante ruidos hechos por los ciudadanos, muriendo así los gorriones por agotamiento o permitiendo su fácil captura para matarlos tirándole del cuello o golpeándolos contra el suelo, al no tener capacidad para defenderse el agotado animalillo. Sin embargo, el procedimiento más frecuente era la eliminación por envenenamiento. Los nidos también fueron destruidos, los huevos rotos y los polluelos que no los mataban directamente, terminaba muriendo de hambre al faltarles el progenitor que les llevara la comida al nido. Y para que nada de estos fallara todo venía alentado con reconocimientos públicos y premios a los chinos que más destacaran en la muerte de gorriones. Dantescas son las imágenes históricas que circular por algunos medios de aquella época, en la que se ve a muchos chinos con cordones colgados a su cuerpo, con los gorriones cazados y ensartados en alambres, como macabros trofeos.


Imagen procedente de un periódico de Shanghai de la época, en que se exhiben a cientos de gorriones muertos en una carreta ante el alboroto popular por el éxito de la campaña maoista. Con el pie de foto: "Todo el pueblo se moviliza junto. Los gorriones han sido eliminados”

La campaña supuso un éxito, fueron millones los gorriones exterminados en China en aquellos fatídicos años en la que los medios oficiales alentaban al pueblo a matar gorriones, con consignas y proclamas contra estos enemigos del pueblo: los pobres y desgraciados gorriones chinos. La consulta de prensa de la época pone de manifiesto como aparecieron algunos héroes nacionales como un tal Yang Seh-mun, de Yunnan, que tenía el honor de haber matado él solo a más de 20.000 gorriones.

Esta carnicería estuvo a punto de aniquilar por completo a los gorriones, sin prestar oídos a las voces de alarma que llegaban de la comunidad científica internacional como la NAS (United States National Academy of Sciences), alarmados por el plan de Mao, los que publicaron una investigación en el que se aseguraba que "los gorriones comen más insectos que grano" y preveían que su exterminio tendría perniciosas consecuencias para la agricultura china.

La gran hambruna china

Campo de trigo con amapolas en las fechas previas a su recolección. 

Mao no aceptó en un principio estas aseveraciones, que venían de un país enemigo como Estados Unidos, por lo que se continúo algunos años más con el masivo exterminio de gorriones, pero ocurrió algo que no habían previsto los líderes chinos: debido a la extinción de los gorriones, al no contar los insectos con sus depredadores naturales, comenzaron a  multiplicarse por millones, tal y como habían previsto los científicos americanos. Y se cuenta que enjambres de langostas, cual relato bíblico, asolaron los cultivos.
La cosecha de arroz de aquellos años fue la más baja de la historia. Entonces, ocurrió lo que se conoce como la gran hambruna china, donde murieron de hambre entre 15 y 30 millones de personas, al generarse un desequilibrio ecológico enorme, por cuanto los gorriones eran el control natural y agentes reguladores del ecosistema agrícola. Al extinguir al depredador (el gorrión) su presa (la langosta y otros insectos) se convirtieron en plaga y este desastre contra los gorriones finalmente fue reconocido en 1959, cuando la Academia de Ciencias de Líderes Educados dio a conocer las opiniones de algunos científicos chinos respetables como Zhu Xi y Zheng Zuoxin, los que tras analizar la autopsia de los sistemas digestivos de muchos gorriones y encontraron que tres cuartas partes de los contenidos estomacales de los pajarillos eran insectos dañinos y sólo una cuarta parte eran alimentos consumidos por el hombre. Esto demostró que gorriones eran básicamente un pájaro beneficioso para los seres humanos y se apuntó como la causa de la plaga que se estaba viviendo en China estaba en el exterminio de los gorriones.
La miopía ecológica de Mao no le permitió ver que los gorriones eran sus aliados y aunque tarde –los gorriones fueron prácticamente exterminados de la faz de la gran China- se dio cuenta de que había estado equivocado, y se dirigió a los medios oficiales con la célebre frase de "suàn le" (olvidadlos), con la que se concluyó oficialmente la persecución de los gorriones, al tiempo que se inició una campaña para repoblar de gorriones China, para lo que llegaron a importar de la vecina y aliada Unión Soviética  200.000 gorriones, que llegaron a China en secreto, para evitar un descenso de la popularidad de Mao.

El gorrión una especie protegida en la actualidad en China


Gorrión común que ha capturado una libélula, lo que corrobora que la especie también actúa como insectívora y no solo como ave granívora.
El 1 de agosto de 2001 se le proporcionó en China al gorrión el estatus de ave protegida. Sin embargo, la imagen negativa del gorrión derivada desde los tiempos de Mao seguía (y sigue) causando estragos en la población de estas aves, por lo que el gobierno chino decidió emprender una política de limpieza de la imagen del gorrión y el 26 de diciembre de 2002 se dictó una nueva ley en la que la protección legal del gorrión aumentó y la ley se encrudece con el cazador. Esta ley, decretada en la provincia de Hunan, al sur del río Yangtsé, promulga que aquel que mate, cace o venda gorriones será "severamente castigado". Sin embargo, la población china de gorriones, como en otros muchos lugares del planeta, continúa bajando. Los defensores de los pájaros y naturalistas alegan que esto es fruto de las agresiones que viene sufriendo la naturaleza de modo general y en particular por el nocivo uso de pesticidas en la agricultura, lo que está afectando a las especies más próximas al hombre, como ocurre con los gorriones.
© José Ángel Rodríguez

miércoles, 3 de diciembre de 2014

LAS RAPACES NOCTURNAS
Los raticidas están teniendo una incidencia muy negativa en estas aves protegidas, tan importantes para el hombre
Por José Ángel Rodríguez


  Detalle de los ojos del búho real, en la clásica posición de un depredador

Se llaman rapaces nocturnas, a las aves que se alimentan de otras presas vivas que cazan durante la noche. Todas ellas pertenecen a un mismo orden: Strigiformes y en la Península Ibérica incluye a aves como el búho real (Bubo bubo), el búho chico (Asio otus), el autillo europeo (Otus scops), el cárabo (Strix aluco), el mochuelo común (Athene noctua), la lechuza común  (Tyto alba), y el búho campestre (Asio flammeus). En todas ellas sus principales capturas son los roedores, aunque también pueden incluir a otros animales que se muevan en la noche como, los lirones caretos, ranas o incluso murciélagos, o que estén posados en los árboles o en las repisas de cortados o antiguas construcciones descansando como ardillas y distintos tipos de aves. Su técnica básica de caza es el acecho, la detección por el oído y el ataque en vuelo silencioso y corto.

Anatómicamente todas tienen un aspecto muy característico y con gran similitud morfológica: unas garras potentes y muy afiladas que son con las que cazan a sus presas y un pico ganchudo, aunque corto, que solo lo usan solo para desgarrar, desplumar o limpiar a las presas, las que tragan enteras o en grandes pedazos, de las que posteriormente regurgitan unas bolas llamadas egagrópilas que contienen los huesos y restos de piel del animal consumido. Estas egagrópilas son muy útiles para conocer de una forma incruenta cuál es la dieta de las rapaces nocturnas de un territorio y con ello poder conocer la fauna silvestre de este territorio, al existir una perfecta relación entre habitantes-presas.



Mochuelo común (Athene noctua). En la mitología griega era el ave que acompañaba a la diosa Atenea, de la que se cuenta que para ver en la noche tenía sus mismos ojos; de ella toma su nombre científico. Actualmente se le considera símbolo de la filosofía.

Otra característica común a las rapaces nocturnas son los ojos, que son muy grandes y en vez de estar situados a los lados de la cabeza, como en el resto de las aves, se hallan orientados hacia adelante, como los tenemos los humanos y los carnívoros. La explicación que se da a ello de que los ojos estén situados a uno y otro lado de la cabeza (como ocurre en una oveja, un caballo o un gorrión) o al frente, es por el papel atacante: miran de frente a sus presas, por lo que concentra la mirada en éste ángulo los carnívoros y las rapaces nocturnas; o, defensivo: ojos a uno y otro lado de la cabeza para tener un campo de visión amplio que permita percatarse de la presencia de los agresores y huir de ellos.

La mirada de las rapaces nocturnas es fija y penetrante, con unas pupilas muy dilatadas, adaptación a la caza nocturna y su visión, particularmente en luz baja, es excelente. Aunque estas aves tienen visión binocular, sus ojos están fijos en su lugar y tienen que girar toda su cabeza para ver hacia otra dirección. Son  hipermétropes y no pueden ver nada a unos centímetros de sus ojos.



Lechuza (Tyto alba), otra de nuestras rapaces nocturnas, posada en la vieja viga de una construcción ruinosa.
  
Ya hemos comentado que las rapaces nocturnas cazan sirviéndose del oído, de modo que detectan y localizan a sus presas por los pequeños sonidos que producen en la noche, es por ello por lo que sus oídos son también muy peculiares y están muy adaptados a este medio de vida en la caza nocturna. De modo que sus oídos, son muy grandes y presentan en el exterior notables repliegues de piel, como si tendiesen a formar una oreja, con la particularidad de que ésta ofrece a cada lado, en la mayor parte de los casos, formas distintas. 



Los penachos de plumas sobre las orejas son muy apreciables y característicos de algunas especies como el búho real, en la imagen.


La presencia de los característicos oídos de las rapaces nocturnas no se nota a simple vista por estar ocultos los oídos bajo plumas; pero es curioso que muchas especies tienen sobre la cabeza un penacho de plumas a modo de falsas orejillas o cuernecillos, formados por grupos de plumas tiesas, que se llaman pinceles, apreciables de forma destacada en el búho real.

El control no selectivo de roedores está incidiendo muy negativamente en la población de rapaces nocturnas


Cadáver de una un búho campestre, también llamado lechuza campestre (Asio flammeus). Las rapaces nocturnas son víctimas indiscriminadas de los venenos al incluir en su dieta roedores que son combatidos por el hombre con el uso de raticidas 

Como hemos visto en estos breves apuntes las rapaces nocturnas son un grupo de aves muy curiosas, que desempeñan, además, un importantísimo papel en la naturaleza para el control de las poblaciones de roedores y otros animales dañinos, por lo que en todos los casos ESTÁN PROTEGIDAS, pese a ello sufren la masiva muerte por la acción humana, ya que al incluir en su dieta los roedores nocturnos como las diferentes especies de ratones y ratas, también a micrótinos como los topillos o la rata de agua, y estos son combatidos por el hombre mediante el empleo de raticidas, que luego afectan a la rapaz nocturna cuando consume alguno de estos cadáveres envenenados o animales ya moribundos, lo que suele producir la muerte de la rapaz que los ha consumido, pero también de otros mamíferos que a su vez se alimenten del cadáver de la rapaz nocturna muerta, lo que tiene una incidencia muy negativa en la cadena trófica, pudiendo afectar a gran número de especies la ingesta de estos animales afectados por venenos, por lo que debemos descartar el empleo de raticidas en el medio natural y cuando se haga lo sea en estrictas condiciones de seguridad eliminando, mediante la incineración, los cadáveres de los animales muertos. Todo ello sin perder de vista que el mejor método natural para el control de roedores es la presencia en un lugar de rapaces nocturnas, con lo que si las eliminamos, lo que haremos es favorecer la presencia de roedores en un lugar, todo un contrasentido, que nos obliga a ser muy rigurosos y críticos con el uso de todo tipo de veneno para el control de roedores u otras plagas.   

© José Ángel Rodríguez